8 de noviembre de 2011

Una panameña en el extranjero

Como dice el dicho, "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde" y, aunque no haya perdido a mi Panamá, estar lejos me provoca un vacío en el corazón que sólo se apacigua con aquellas cosas que me hacen pensar en mi país. Por ello, en este mes de Noviembre en que celebramos a mi patria chiquita, quise reflexionar sobre el sentir de una panameña en el extranjero. 

A lo largo de los años, una de las cosas que más me han dicho es que no parezco panameña; algo que siempre me llena de nostalgia al no ser percibida como una representante apta de mi país. Panamá es y siempre será un crisol de razas y creo que esta es una de las razones que hacen del mío un país tan atractivo para personas de todo el mundo que llegan a vivir allí y pasan como "locales". Con excepción de los "gringos" que se visten con camisas hawaiianas o las clásicas "My name is Panama", medias blancas hasta las rodillas y cangureras - Amigos gringos: Si los panameños no nos vestimos así, por qué lo hacen ustedes?.

Por otro lado, cuando las personas se enteran que soy panameña, lo primero que se les ocurre para romper el hielo es mencionar el Canal; y, aunque sin él no seríamos lo que somos, Panamá no es sólo un canal. Nunca olvidaré que mientras me registraba en mi universidad en Washington, DC, la chica que estaba detrás mío en la fila estaba muy sorprendida y me preguntó cómo había hecho para llegar desde tan lejos hasta los Estados Unidos, si fue por barco o cómo. Es una pena, considerando que ella es del medio oriente y probablemente le tomó 3 veces más tiempo en llegar que a mí. Fue ése el día en que me percaté que las personas sabían muy poco sobre mi país y desde entonces me he dedicado a ser una embajadora de las cosas que ofrecemos los panameños. Y es que, si se trata de comida, deleitamos al que sea con un buen arroz con pollo, unos tamales bien calientitos, una ensalada de papa de toldo, un sao sazonado con ají chombo y un raspao´ cargado en leche condensada. Si el tema es de cultura e historia, tenemos un sinfín de opciones que van desde las fiestas patronales en el interior del país hasta las murallas de la antigua ciudad de Panamá la Vieja y el Casco Antiguo. Por otro lado, si lo que quieres son escenarios espectaculares tenemos opciones de montaña, volcán y playas que dejan sin aliento a cualquiera. Y así, me puedo quedar enumerando miles de cosas por ver, saborear, hacer y disfrutar en Panamá. 

Para concluir, quiero decir que, aunque nos queda mucho por hacer y muchas cosas más por aprender y mejorar, nadie puede negar que los panameños tenemos el espíritu y las ganas para hacerlo. A mis lectores que aún no visitan Panamá: anímense, los tiquetes son relativamente económicos y la experiencia será inolvidable. A todos mis compatriotas Panameños sólo me queda decirles que disfruten del bello país que se nos dió y que sigan haciéndolo grande, ya que cuando estás por fuera, atesorarás los momentos en que entras a una discoteca y escuchas a personas de diferentes nacionalidades coreando "Pedro Navaja", "Pásame la botella" o "El gato volador" a todo pulmón. Y, por último, pero no menos importante, utilizando una línea de esa bella poesía escrita por Ricardo Miró, mi Panamá querida sólo me queda decirte que: "quizás fuiste tan chica para que yo pudiera llevarte toda entera dentro del corazón!"



1 comentario:

  1. que bella redaccion amiga. con esto te puedes dar cuenta que ya te estoy siguiendo, al fin.

    definitivamente sentirse patria es mas que vestirse de tricolor y ponerse una camisa de la marea roja. sencillamente es ese nudo en la gargante que se te hace cuando escuchas un tambor, un redoblante, escuchar Ruben Blades, etc.

    extraño tanto desfialr en dias patrios contigo yn uestros redoblantes (asi nos 'pelaramos'. me dio tanto coraje el día 2 en mi clase de sociologia en la universidad, hablando de todo un poco, comente "Quiero ir al desfile mañana, comer ensalada de mango y ver a mi colegio pasar" todo el mundo se echo a reir y me miraron con cara de "WTF". el amor a la patria definitivamente se esta perdiendo.

    queria compartir esa anecdota con ustedes.
    no dejen de sentirse orgullosos de su patria, que yo no lo hare nunca.

    Besos,
    Mary

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