1 de agosto de 2012

¿Sabrosura o simples recuerdos?

   No sé ustedes, pero me pasa muy frecuente que estoy comiendo algo y de repente se me viene a la mente algún recuerdo o experiencia vivida. De hecho, siempre que tomo Pepsi me transporto al recreo en mi colegio y cuando como un ceviche lo primero que me viene a la mente es el Mercado del Marisco en Panamá donde hay una chorrerana que hace el mejor ceviche del mundo. Así mismo me pasa que hay ciertos platos que me recuerdan tanto a mi casa en Panamá, que aunque los haga de la misma manera, nunca me saben igual. Esto comprueba que, muchas veces, no es tanto el sabor de la comida lo que nos gusta sino todos los recuerdos y emociones que se pegan a esos platos y que aunque pasen 2, 5 o 10 años siempre estarán con uno.

   Precisamente, algo muy similar nos pasó en nuestro último viaje a Europa. Desde que nos conocemos, Rembe siempre me había hablado de la Doner Kebab, un típico platillo turco que se asemeja a la versión griega de un gyro. El hecho es que Rembe probó la Doner por primera vez a los 15 años cuando vivió en Alemania por unos meses, y desde entonces, el sabor de esa primera Doner se ha quedado tan pegado a sus pupilas gustativas que ha sido imposible tratar de superarlo. Determinado a encontrar la Doner perfecta, averiguó en Munich el lugar que, supuestamente, servía las mejores Doner Kebab de la ciudad. Para mí iba a ser la primera vez probando una, por lo tanto mis expectativas eran a la vez muy bajas por no saber qué esperar, pero también altas tras oír tantas maravillas de la boca de Rembe.
 
   Al llegar al restaurante "Ali Baba", la primera buena señal fue que el lugar estaba repleto de turcos, siendo nosotros los únicos extranjeros. Rembe ordenó el mentado platillo que consiste en carne asada cocinada en un asador vertical que lleva en la parte superior cebollas y tomates para que mientras se asa, los jugos que desprenden los vegetales bañen la carne y la doten de sabor. La carne se corta al momento que se va a servir, se coloca dentro de un pan pita y se acompaña con lechuga finamente picada, un picadillo de cebollas marinadas, tomate y una salsa blanca a base de yogurt. El resultado para mí fue fantástico al sentir esa mezcla de diferentes texturas y sabores contrastantes en mi boca. Para Rembe, desafortundamente, el resultado no fue tan satisfactorio.
Doner Kebab de Ali Baba
Tras pasar unos cuantos minutos conversando sobre lo diferente que sabían las cebollas, o la textura de la cocción de la carne, comencé a deducir que nunca habrá una Doner Kebab que se compare a la primera que degustó a sus 15 años. Así como nunca habrá un mejor arroz con pollo como el que como en mi casa o mejores patacones que los que hace mi tío Didio o mejor pescado frito que el que se come en la playa o mejor pesada de nance que la que hace mi abuelita. Y la realidad es que, quizás, la Doner que nos comimos en Munich haya sido mucho mejor, pero la cantidad de memorias y sentimientos adheridos a aquella Doner de la infancia de Rembe harán que las nuevas versiones que pruebe, jamás le lleguen a los talones. Por ésto es que me encanta la comida! En ella no sólo encontramos esa sensación de llenura y conforte que tanto encanta al final de un largo día; sino que también podemos viajar en el tiempo para volver a sentir y experimentar algo que quizás habíamos olvidado y nos permite compartir, a través de sus olores, con personas que quizás ya no están en nuestras vidas!

Buen provecho y hasta la próxima!

Plato de panes, quesos y carnes frías en una granja orgánica en Bayern
Platillo alemán con salchichas, papas, pato y puerco
Hermosas frutas en Munich